
Resulta que por culpa del pícaro que me engañó con lo de la entrada, me tocó esperar desde las 12 hasta las 4 de la tarde y no me dio tiempo de comer nada y en la tienda de comidas veo un letrero que dice Pati 10 pesos, Coca 10 pesos y me da por preguntarle a un gorila que tenía al lado, qué era un pati y el tipo me mira como con ganas de comerme sin pelarme y me dice: “ ¡y vos de dónde carajos sos!” y yo medio acojonado le respondí que de Colombia y el hombre cambio de actitud y con un tono más amable me dice que es una marca de hamburguesa. Más tarde veo de nuevo al gorila este parado en una barandilla metálica del estadio dirigiendo a todo mundo y cambiando los cánticos como director de orquesta, era el mismísimo jefe de la barra brava, menos mal le caían bien los colombianos, je,je.
Yo para camuflarme no dudé en cantar “yo soy del Boca desde la cuna…”
Me tocó ver dos peleas a puño limpio, alguien corriendo como alma que lleva el diablo en medio de la multitud de la tribuna, decían que seguro robó algo y huía. Pero lo más impresionante fue estar 2 horas enteras saltando sin parar, cantando y agitando las manos al son de las trompetas y los tambores de la hinchada (barra brava es un término de la policía según me comentaban los de la 12). En esta oportunidad el espectáculo estuvo en la tribuna.
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