viernes, 15 de agosto de 2008

De paseo por Santiago: 5 de agosto.

Una vez aquí hay que aprovechar, y cómo no, visitar la conocida Casa de la moneda, donde Salvador Allende luchó hasta la muerte, metralleta en mano (la misma que le regalo Fidel en visita oficial) contra el ejército sublevado a mando de Augusto Pinochet.

La Plaza de armas con su catedral, el edificio de Correos, el museo histórico de la ciudad (donde pude saber que los mapuches fueron de las tribus que mas reveses causaron a los españoles en la conquista, pueblo guerrero que jamás se rindió. Sus guerreros incluso mezclaron su sangre con la de las españolas que raptaron en sus incursiones) aquí también pude conocer más acerca de la guerra del Pacífico, esa que enfrentó a Perú, Bolivia y Chile.
Una plaza muy animada, en el centro, justo enfrente de la catedral, una especie de humorista callejero deleita al público que le celebraban su actuación, en la otra esquina un policía habla por su radioteléfono, un padre lleva a su niño de la mano contándole algo que no escucho pero que hace al niño reír, cerca de mí dos rubios (chico y chica) con pinta de gringos le toman fotos a la catedral. Miro el reloj son las 5:30 p.m., miro al cielo y lo encuentro azul profundo sobre una plaza que ha visto muchos atardeceres.


































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