¡Qué sitio más bonito! Ya me habían hablado de él mi amiga Clara Piñero, también Inés Grimland y José Luís Mellado (a quien pude saludar allí). Hemos tenido buena suerte y la totalidad de las mesas están reservadas, lleno total. Algunos amigos se han acercado, también los chicos del taller del día anterior. Todo está listo.
Carlos empieza, nos da la opción de tomar dos caminos, una vez elegido nos lleva de la mano de sus palabras por los meandros de un particular romance. Lo escucho pero también espero.
El final de la historia nos deja pensando, como todo buen cuento, pero no tenemos mucho tiempo para ello porque aparece en escena Edel, vestida de negro riguroso, guapa y sonriente. Nos regala una bella historia, dos mujeres enfrentadas por un hombre que ya ha muerto, la amante y la esposa…no cuento más, ya se lo escucharán a Edel tan bien como nos lo ha contado.
Me toca a mí ¡qué nervios! mi primera vez en Santiago. Amigos, qué les puedo decir, fue una contada preciosa, un público entregado, que vivía las historias, suspiraron, rieron conmigo. Hay que vivir este sitio. Lo recomiendo, precioso lugar y preciosa gente.
Carlos empieza, nos da la opción de tomar dos caminos, una vez elegido nos lleva de la mano de sus palabras por los meandros de un particular romance. Lo escucho pero también espero.
El final de la historia nos deja pensando, como todo buen cuento, pero no tenemos mucho tiempo para ello porque aparece en escena Edel, vestida de negro riguroso, guapa y sonriente. Nos regala una bella historia, dos mujeres enfrentadas por un hombre que ya ha muerto, la amante y la esposa…no cuento más, ya se lo escucharán a Edel tan bien como nos lo ha contado.
Me toca a mí ¡qué nervios! mi primera vez en Santiago. Amigos, qué les puedo decir, fue una contada preciosa, un público entregado, que vivía las historias, suspiraron, rieron conmigo. Hay que vivir este sitio. Lo recomiendo, precioso lugar y preciosa gente.
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